Érase una vez una bruja a la que quemaron y no murió, pues volvió después de trescientos años. La bruja se mudó a la orilla del mar donde consiguió una casa donde vivir. La bruja salía por las noches a volar con su escoba mágica por los cielos, por encima del mar, y cada vez que veía un niño le entraba hambre. La bruja bajaba a por los niños y, al ser muy lista, se hacía pasar por una chica normal y los engañaba dándoles chuches mágicas, seduciéndolos con eso. La bruja aprovechaba y se los comía. También aprovechó para reformar su casa y hacerla de dulces de chocolate y golosinas.
Cuento original: "La casita hecha de dulces".
No hay comentarios:
Publicar un comentario