La chica de enfrente- E18

Esta preciosa historia de amor comenzó cuando el medio pollito le dio una lección al hijo del rey que jamás olvidará. A partir de ese incidente, el rey se enteró y lo mandó a un internado, para que aprendiese a ser mejor persona, ya que lo que le hizo al medio pollito fue algo muy egoísta y de no tener ningún tipo de empatía por las otras personas. Un mes después del suceso, empezó el internado y para ello se tuvo que ir a otro país alejado de todo lo que quería. Él, que se llamaba Lionel, lo pasó muy mal e intentó mostrarse arrepentido para que su padre cambiara de opinión, pero todo el esfuerzo fue en vano, ya que superé una persona muy recta y seria. Cuando llegó al internado, se dio cuenta de lo que le esperaba allí. El clima no era para nada soleado estaba muy nublado y la figura negra del orfanato se llevaba toda la alegría y los colores vivos, por mínimos que fueran.

Allí lo recibió su próxima directora y les dio una cálida bienvenida, aunque, a primera vista, le pareció una persona muy seria. Luego le llevó a un jardín donde estaban todos los demás chicos. Lionel hizo muy buenas migas con un chico con el pelo muy rubio que resaltaba por cada lugar donde iba, al igual que sus ojos verdes como los valores que había allí. Al poco tiempo, Alessandro y Lionel se hicieron muy grandes amigos. Allí había dos edificios: el de las chicas y el de los chicos. La habitación en donde él dormía no le gustaba porque la ventana de enfrente se encontraba la habitación de la chica que le gustaba, la cual se llamaba Alana. Nunca podía dormir espiando a Alana. Lo tenía superenamorado, tanto que estaba obsesionado con ella, sentía que podía vivir sin ella. Lionel siempre intentaba interactuar con ella, pero ella pareció no darse cuenta o eso es lo que quería creer y que no lo estaba ignorando. Siempre le hacía gestos a través de la venta, pero ella nunca lo veía. No podía hacer otra cosa, ya que allí los chicos y las chicas nunca estaban separados en diferentes edificios y no se juntaban. Lionel estaba desesperado no podía parar de pensar en ese pelo rizado pelirrojo, ni en esos ojos azules que hacían que se quedara embobado. Fue tanto el desespero de Lionel, que Alessandro se sentó a hablar seriamente con él, y le preguntó qué le pasaba, que estaba muy apagado. Lionel le contó todo y Alessandro le dijo que no dejará de luchar por ella, que algún día se fijaría en él. Y así fue un día como otro cualquiera ella lo vio y, a partir de ese día, se hicieron muy buenos amigos.  

Un día, Lionel saltó y fue a la habitación de Alana, entrando por la ventana, ella lo miró desconcertada, y él le confesó todo; dijo que necesitaba tenerla delante, abrazarla, a mirar esos ojos azules, sin que fuese a través de una ventana, ella le confesó que sentía lo mismo por él. A partir de ese momento, se hicieron pareja, hasta que llegó el momento de decir adiós, ya se terminaba el internado y no se volverían a ver jamás. Lionel le prometió a Alana ir a buscarla cuando fueran mayores y ella le prometió esperarlo. Tres años después, Lionel, por fin, fue mayor de edad y recorrió medio mundo para encontrar a Alana. Y después de casi un año, la encontró. Desde ahí, jamás se separaron. Ahora Lionel no deja de agradecer a medio pollito por lo que sucedió. 

FIN 


Cuento original: "Medio pollito".

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