Resulta que la patada que el león recibió no fue mortal, se quedó tumbado en el suelo y el asno y el lobo pensaron que había muerto. El lobo huyó para que el asno no le hiciese lo mismo. Pasaron dos horas, el asno se fue y el león despertó y se encontró solo en medio del campo, así que decidió seguir su camino a la Meca, estaba muerto de hambre y de sed y muy cansado. Tras un largo viaje, llegó a la Meca. Ahí estaba en la entrada la señora gata, que al ver cómo estaba, lo recibió con un plato pequeñito de comida y una botella de agua. El león, al entrar a la Meca, se encontró el asno y el lobo y los dos fueron a pedirle perdón al león. El asno le dijo que se había agobiado y se había puesto nervioso, por eso le había dado la patada y el lobo le dijo que lo sentía por sus pensamientos impuros, ya que, en el pasado, quiso comérselo. Entonces cogieron y se perdonaron porque hay que aprender a perdonar y a olvidar. Los tres se purificaron y se fueron velices de allí y volvieron a su amistad.
FIN
Cuento original: "El león, el lobo y el asno".
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