Un día más, un niño llamado Pepe estaba jugando con los cromos, un juego que a él le gustaba mucho. Como cada fin de semana, su tío y él fueron a una tienda donde vendían cromos y así estuvieron yendo durante un par de meses. En una de sus visitas a la tienda, Pepe abrió un sobre cromos, sin esperanzas de que le tocara algo bueno, pero, al abrirlo, se encontró con Messi, balón de oro. De vuelta a casa, Pepe se dio cuenta de que el cromo se le había caído por el camino, así que no tuvo más remedio que buscarlo. Buscó, buscó y siguió buscando, pero no lo encontró, así que necesitó la ayuda de su tío, ya que él quizá supiera dónde podía estar. Entonces, de nuevo empezaron a buscarlo y, de repente, se encontraron con un señor que sabía dónde estaba, pero, a cambio, les dijo que debían acertar un acertijo. Era el siguiente: “un sitio donde la gente va los domingos”. Pepe y su tío pensaron que la respuesta era “la iglesia”, entonces corrieron hacia el lugar mencionado y allí había una maceta, miraron y tuvieron la suerte de encontrar el cromo. Así que Pepe y su tío, al final, fueron muy felices, porque ese cromo era único.
Cuento original: "El niño y los garbanzos".
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